Haití es el país no africano más pobre del mundo. Desde el terremoto devastador de 2010 y el huracán Matthew de 2016, la miseria en este país situado en la isla caribeña de La Española sigue siendo extremada.
La Iglesia es a menudo la única esperanza que les queda a los lugareños. Por ello, Haití es uno de los países de Latinoamérica que más ayuda recibe de nuestra organización. En 2017, ACN apoyó a las iglesias locales con 83 proyectos y un presupuesto total de 1,1 millones de euros. También planeamos seguir ofreciendo ayuda a Haití en los años venideros.
Ademas de proyectos de construccion y reconstruccion, nuestra ayuda a Haiti en 2017 se concentro en el refuerzo y el apoyo a trabajadores pastorales y la facilitacion de estipendios de misas como sustento para los sacerdotes diocesanos. Tambien ayudamos a las parroquias situadas en regiones apartadas con la financiacion de vehiculos y sistemas de energia solar, ya que la facilitacion de automoviles y energia sigue siendo uno de los mayores problemas de infraestructura de esta isla sacudida por las catastrofes naturales.
« Con frecuencia, las parroquias de Haití son el único punto de atención a la población necesitada ».
La importancia de la Iglesia en Haiti solo puede comprenderla quien haya vivido alli algun tiempo. Sobre todo en zonas rurales y en la periferia de las ciudades, el sacerdote es con frecuencia la unica persona de contacto para los fieles en busca de ayuda. En tales circunstancias Latinoamerica – Haiti | no es posible diferenciar entre el aspecto pastoral de su actividad y su relevancia social.
Durante la visita de ACN a Haiti, un obispo nos conto lo siguiente: “Si en la diocesis se produce un incendio, el primero en enterarse es el obispo, quien a continuacion informa al ayuntamiento”. En realidad, las distintas parroquias estan mejor interconectadas entre si que las diferentes administraciones publicas.
Y, pese a la extrema miseria, las comunidades catolicas no dejan de crecer. Cada una de las diez diocesis del pais funda anualmente entre dos y cuatro nuevas parroquias. Sin embargo, los sacerdotes de las nuevas parroquias deben hacer frente a grandes dificultades. A menudo no hay iglesia ni tampoco una casa parroquial. La Santa Misa se celebra al aire libre en condiciones muy humildes.