En un país de 70 millones de habitantes como es la República Democrática del Congo, la codicia, la corrupción y una pobreza alarmante están a la orden del día. En este país rico en materias primas, una guerra por el control de los recursos minera- les lleva causando estragos desde hace décadas. También la Iglesia católica tiene aquí una posición difícil.
Desde hace tiempo se han ido produciendo frecuentemente ataques brutales del gobierno a iglesias e instituciones católicas con el propósito de impedir el compromiso de la Iglesia con el fomento del proceso democrático. Hay una gran necesidad de ayuda humanitaria, atención pastoral y recursos para la reconstrucción de edificios.
Las medidas rigurosas contra la Iglesia catolica puestas en practica por los esbirros del presidente Kabila en la provincia de Kasai han tenido un efecto devastador. Iglesias, casas episcopales, seminarios sacerdotales, conventos y centros de salud han sido saqueados, destruidos o reducidos a cenizas. Una manifestacion pacifica liderada por la Iglesia catolica para apoyar al movimiento democratico y celebrada el 31 de diciembre de 2017 en la capital del pais se saldo con seis muertos y varios heridos. Numerosas personas fueron arrestadas.
« Asistimos con horror al desencadenamiento de la violencia, el miedo y la inseguridad en muchos lugares ».
Ello hace que sea aun mas importante apoyar a la Iglesia en su dificil situacion y hacerle llegar la ayuda que necesite.